lunes, 27 de agosto de 2018

El pasadizo de las artesanas en Tallinn (Estonia)

Estoy casi seguro que fue el 13 de agosto, recién llegados a Tallinn, nos lanzamos a recorrer sus calles mientras esperábamos al cuarto miembro de la semana báltica. Íbamos sin rumbo, paseando sin más, buscando que la ciudad nos sorprendiese, y lo hizo de veras.
Rodeábamos la muralla, vimos varias tiendas de artesanía a las volveríamos después, y en los huecos de la misma, otros puestos que se mantenían todo el día en horario turista, ofrecían piezas sobre todo de la lana y abrigo, sin duda necesarios más adelante, y que son parte de la artesanía y de la oferta turística de las tres repúblicas. Vimos un hueco en la muralla, el pasaje de Santa Catalina, y según íbamos avanzando nos iba sorprendiendo cada vez más.
Al final del pasaje, cuando ya llegas a la calle Vene, hay una serie de tiendas en un pasaje cerrado, cubierto, que quizá tenga casas arriba, y que responden a una historia que Pille Kivihall, artesana de cuero nos contó para Cadena Ser Madrid, donde Enrique colabora, y donde pensamos podía interesar esta historia.
Pille nos habló de la fuerza de las mujeres artistas, de cómo este pasaje está desde época comunista aunque al principio sin permisos, y sin visos de viabilidad por nadie, y menos por los hombres. Se quedaron quizá por que nadie creyó ni en el proyecto ni en ellas, y crearon un pasadizo con tiendas de artesanas que ofrecen, en unos espacios cautivadores, materiales artesanales que cada cual sorprende más.

 Si vas por Tallinn hay que visitar los estudios de estas artesanas, artistas como Pille bien definía. Si te quieres informar de lo que hacen previamente, puedes visitar www.katariinagild.eu. Va mucho más allá de un recuerdo típico o de artesanía del lugar, que también Son lugares mágicos, únicos, donde te llevas el trabajo y la esencia de quien lo creó, un objeto único que te puede acompañar siempre.
En el vídeo solo salen los cuadros de las artesanas que están al final del pasaje. El de la entrevista a Pille pesa mucho. Es una buena muestra del descaro, la originalidad y el orgullo de lo que se sabe bien hecho, que hay que mostrar y sentirse orgullosas de ello. Y se enseña, así de bien.